Cuando hablamos de domótica, muchas veces nos referimos a lo que en inglés se conoce como IoT, es decir, el internet de las cosas (Internet of Things), o lo que viene a ser, la interconexión de diferentes aparatos entre sí.
Este nuevo concepto, como podéis imaginar, engloba a millones de dispositivos que, además, va en un aumento de forma espectacular y que, en pocos años, será de muchos decenas de millones de aparatos conectados a internet o, al menos, conectados dentro de la red de nuestra propia casa para realizar tareas que nos hagan la vida más sencilla. Hasta aquí, todo apunta a que estamos ante un gran avance tecnológico, pero, como podemos imaginar, implica unos peligros que debemos controlar antes de que sea demasiado tarde y, uno de ellos, es la seguridad de todos estos dispositivos.
Hasta ahora, no son muchos los fabricantes que han puesto un gran empeño en conseguir que dichos aparatos sean seguros, por lo que empezamos a poblar nuestra casa de sensores, cámaras, detectores, que, podrían ser “infectados” de alguna forma y conseguir realizar con ellos una función diferente a la que han sido diseñados. Por ejemplo, imaginemos un virus que se pueda propagar y que haga uso de diferentes agujeros de seguridad en dichos aparatos y consiga que dichos aparatos se infecten los unos a los otros y realicen un ataque contra las principales webs del planeta, ¿que ocurriría? Hay que pesar que igual podrían haber 100-200 dispositivos por habitante de la tierra y, por tanto, tendríamos delante el mayor ataque de la historia que, habría que estudiar la manera de frenar, porque, siendo dispositivos tan diferentes, no existe un parche único para ellos.
Es por este tipo de posibles agujeros de seguridad, por los que los expertos de seguridad han coincidido que debemos empezar a mirar con detenimiento la seguridad en estos aparatos, que, además conviven con nosotros y, en muchos casos, pueden ver todo lo que hacemos en la intimidad.
¿Pensáis que será un problema en el futuro?